lunes, 11 de noviembre de 2013

Tarde de otoño

Una fría tarde de otoño, él se recuesta sobre el regazo de la alegre joven, él sonríe, ella le mira con amor mientras le acaricia su suave cabellera y su espalda salpicada de numerosas pecas y lunares, no puede dejar de mirarle, de observar cada uno de esos lunares, de acariciarle y de abrazarle hasta que él se duerme y ella sigue observándole largo rato hasta que él despierta. Comparten risas, miradas, abrazos, caricias, sonrisas... Ella le dice que le ama, él contesta que es la mujer de su vida, tal es su felicidad que no pueden dejar de mirarse, abrazarse y besarse suave, lento y con ternura. 

Su felicidad reside en compartir su vida, en ser una única persona.

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