jueves, 29 de enero de 2015

Espejismos

Sentada en la oscuridad, mirando a través de la ventana, sintiendo cómo sus manos la acarician cada centímetro del cuerpo, esas manos que tanto desea, y mientras sus labios recorren su cuello dejando un rastro de besos infinitos, ella se tumba mirando al techo, saboreando cada instante; cierra los ojos y él susurra en su oído tiernas palabras que no llega a distinguir, palabras que se la escapan, cada vez está n más lejos hasta que ya no las oye. Abre los ojos y se sienta en la cama abrazándose las rodillas, tratando de disimular las lágrimas que ruedan por sus mejillas, ¿qué pensará él si la ve así? Se seca las lágrimas y se coloca detrás de la oreja el mechón de pelo que cae sobre su cara, entonces levanta la vista pero él no está allí, nadie hay allí...

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